Hace
tiempo que se ha dejado de considerar a la miel como un simple
alimento, forma parte de las medicinas tradicionales y los científicos
investigan diariamente sus beneficios en la medicina moderna, en
especial para curar heridas. La miel puede ser utilizada de diferentes
maneras, entre ellas como edulcorante, se la puede sustituir por el
azúcar en varios alimentos y bebidas debido a que contiene un gran
porcentaje de glucosa y fructosa. Es una gran fuente de energía ya que
posee unas 64 calorías por cucharada aproximadamente, los hidratos de
carbono en la miel se pueden convertir fácilmente en glucosa hasta por
los estómagos más sensibles. En algunos casos ayuda a la pérdida de
peso, más allá que tiene más calorías que el azúcar, cuando se consume
con agua tibia ayuda en la digestión de la grasa almacenada en el
cuerpo. El mismo resultado se consigue si se mezcla la miel con juego de
limón o con la canela. Entre otros beneficios, mejora el rendimiento
atlético ya que a facilita el mantenimiento de los niveles de azúcar en
la sangre, la recuperación y la restauración del glucógeno muscular
después de realizar actividad física. En algunos casos se implementa la
miel para el tratamiento de las heridas, se debe a que posee propiedades
antimicrobianas y esto ayuda en la promoción del desbridamiento
autolítico, también desodoriza las heridas malolientes, acelera el
proceso de curación al estimular los tejidos de la herida, colabora en
la iniciación del proceso de cicatrización de las heridas latentes y
promueve la curación de las heridas húmedas. La miel es de fácil
consumo, se puede ingerirla sola, untándola en pan, se puede mezclar con
zumo o se puede utilizar en remplazo del azúcar. También se puede
preparar con limón, canela y otras hierbas para hacer una medicina
casera. Es la preferida por las personas tanto por su dulce sabor como
por los beneficios para la salud.
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