viernes, 20 de diciembre de 2013

LA ROSA DE JERICÓ




   
       Cuenta la leyenda que calmo la sed de Jesús en el desierto. Conmovido, Él la bendijo.
Durante más de siete mil años de historia conocida sobre ella antes de Jesucristo, y a pesar de las diferentes culturas que se han desarrollado en estos milenios, la rosa de Jericó siempre fue distinguida por sabios y reyes y considerada flor divina.
Hoy más que nunca, renace con fuerza inusitada el deseo de poseer una autentica Rosa de Jericó preparada con el Ritual Arameo de la Esperanza, sin saber nadie a ciencia cierta el porqué. Curiosidad. Tradicion. Fe. Fascinación.
Existe la firme creencia, arraigada en muchos pueblos de la Tierra, de que quien adopta y cuida una Rosa de Jericó atrae milagrosamente hacia los suyos PAZ, AMOR, SALUD, FUERZA, FELICIDAD, SUERTE EN LOS NEGOCIOS, HABILIDAD EN EL TRABAJO, BIENESTAR ECONOMICO...

Diferentes etnias la consideran como flor divina, recomendándola como portadora de efluvios beneficiosos.
En el mundo esotérico se le atribuyen propiedades maravillosas, especialmente como talismán vivo.

A su alrededor se han tejido muchas leyendas que persisten a través de los tiempos, y que hablan de su poderosa energía positiva, y de cómo la comparte en el lugar en que se encuentre.
También se le han dedicado incontables oraciones, en las que se le hacen pedidos impregnados de fe en el poder de la Rosa de Jericó.

De verdad es realmente curiosa, pues puede pasar años, seca y cerrada, bastando simplemente el contacto con agua para que reverdezca y luzca tan fresca como si nada hubiera pasado.

Su nombre botánico es Anastática hierochuntica, de la familia de las Crucíferas, se dice que proviene de Siria y de Afganistán, lugares desérticos en los que esta planta se contrae por la escasez de agua , el viento la arranca del suelo arrastrándola hacia donde sople y así va rodando y repartiendo sus semillas hasta que llega a un lugar donde encuentra algo de humedad, echa sus pequeñas raíces y renace.
Cuando está en casa se la puede colocar en un recipiente con agua en un ambiente no muy cálido, cambiando el agua regularmente con cuidado de no dañar las raíces, pues son muy pequeñas.
Si queremos secarla, se saca del agua y se coloca sobre papel absorbente en semisombra a temperatura ambiente. Irá lentamente perdiendo humedad y enrollándose en sí misma. Puede guardarse así el tiempo que se desee.
Para tenerla nuevamente verde se la coloca en agua y se recuperará.

Rara vez encontrada, se ha llegado a pagar por ella sumas muy elevadas de dinero. La Rosa de Jericó se dice que proviene de Siria y de Afganistán, lugares desérticos en los que el viento la arranca del suelo arrastrándola hacia donde sople y así va rodando.

Si quieres tener la tuya, solicítala a reikimana02@gmail.com

Se envía preparada con el antiquísimo ritual arameo de LA ESPERANZA.

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